sábado, 11 de julio de 2009

101 Palabras

















Hoy la vi nuevamente, subió como siempre en Estación Central, pero ya no era la misma. La luz que irradiaba se había extinguido, sus ojos estaban perdidos en la oscuridad, estos vagones ya no contenían aquella inmensa felicidad, en si lugar los embargaba la desolación. Ella se ha convertido en un zombie más de ésta ciudad, ya no mira ni sonríe. Está cabizbaja. Se nota que ha llorado un día, mil noches. Su estación de bajada ya no es Pedrero. Su corazón se ha detenido. Su amor se ha ido, y ella parece ser la musa inspiradora del réquiem que estoy escuchando.

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